lunes, 26 de diciembre de 2011

Refugio

Siento frío, mucho frío. Las montañas aún susurran tu nombre, y el azul del cielo parece emanar la alegría de tus ojos cálidos.

La fragancia que suspiro es inquieta, soñadora, indudablemente tuya. ¿Dónde estás? ¿Acaso habitas entre los suspiros del viento gélido que azota mi alma con tu ausencia?

Aún puedo intuir la suavidad de tus movimientos, bañarme en la reminiscencia de tu risa y beber de tu esencia infinita. ¿Bailamos? Bailemos. Y entre la bruma maliciosa, bajo la mirada púrpura de la sierra altiva, escribamos la despedida de nuestro baile eterno con final.

Refugio, tú no lo sabes a pesar de tu largo caminar sobre el sendero de la vida; pero lo cierto es que el amor verdadero nunca muere. Y si en la dimensión de los vivos resulta un sueño imposible, cristaliza irremediablemente en aquellos lugares donde destiló su fuerza inexorable.

Tal vez por eso, aún hoy dos fantasmas enamorados bailan abrazados en los últimos rayos del sol. Ella es una princesa oscura que encontró la luz en el sortilegio de una mirada inefable. Él es un refugio refugiado en la dulzura de tiernas caricias con sabor a primavera.

1 comentario:

  1. Querida,
    Ese cuento lo he escrito yo. Es curioso... trata de un amor imposible. Quizá a base de copiarlo y copiarlo, quede como un cuento popular. Es gracioso... Un beso

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